COMENTARIO
DE TEXTO LITERARIO
El
esquema de un comentario de texto literario es el mismo que el de un
texto no literario. Sin embargo, al tratarse de un texto con unas
características peculiares, hay que introducir algunas variantes en
el mismo.
Lo
primero que tenemos que tener en cuenta es que a la hora de la
lectura del texto es muy importante tener en cuenta el contexto. En
este caso, es esencial tener unos conocimientos básicos sobre el
autor del texto, el género y las características fundamentales
tanto de la obra como del movimiento
literario en el que se inscribe el texto. Esta información,
lógicamente, nos la proporciona la “teoría” que debemos leer
con atención y estudiar los aspectos más relevantes.
Además
de esto tenemos que recordar los aspectos básicos del texto
literario: su intención y el lenguaje. En este sentido (ver apuntes
del Lenguaje Literario) la función poética es aquella función en
la que se hace un uso del lenguaje para atraer la atención del
lector u oyente a partir de la forma del mensaje más que a partir
del contenido. Los textos literario, por tanto, presentan unos
rasgos que buscan producir extrañeza en el lector y, por ello,se
apartan el uso habitual del lenguaje. Este rasgo esencial
del texto literario, no obstante, no puede convertirse –
principalmente en el caso de los comentario de textos líricos- en
una excusa para convertir nuestro comentario en un exhaustivo
análisis estilístico del texto. En todo momento, debemos buscar
qué relación se produce entre el uso de un determinado recurso
retórico y el contenido global del texto. Así, no es cuestión de
buscar todas las figuras retóricas, sino resaltar las que tengan una
especial incidencia en el contenido del poema o del fragmento.
RECUERDO
INFANTIL
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de
lluvia tras los cristales.
Es
la clase. En un cartel
se
representa a Caín
fugitivo,
y muerto Abel,
junto
a una mancha carmín.
Con
timbre sonoro y hueco
truena
el maestro, un anciano
mal
vestido, enjuto y seco,
que
lleva un libro en la mano.
Y
todo un coro infantil
va
cantando la lección:
“mil
veces ciento, cien mil,
mil
veces mil, un millón”
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de
la lluvia en los cristales.
El
comentario se organiza a partir de las mismas cuestiones. Por tanto,
comenzamos por el análisis del tema del poema. Al igual que hacemos
en los textos no literarios, hay que diferenciar el asunto y el tema.
TEMA
El
poema Recuerdo Infantil de Antonio Machado perteneciente a su
primer libro, Soledades, publicado en 1917, desarrolla el
tema del recuerdo, en este caso, el recuerdo de una escena de la
infancia, concretamente, una tarde en el colegio. A lo largo del
poema, el poeta nos describe el momento, el aula y al maestro.
Así
pues, hemos expresado el tema del poema señalando dos aspectos, la
intención del autor (en este caso, una descripción con una clara
intención evocadora) y los aspectos más importantes del poema.
ESTRUCTURA
A
la hora de explicar la estructura de un poema es importante seguir
-si es el caso- la distribución de los versos en estrofas. Tenemos
que tener en cuenta que en la poesía no existe el párrafo (un error
bastante frecuente y que hay que evitar por todos los medios, puesto
que denota un claro desconocimiento)Lo que en la prosa es el párrafo,
en la poesía lo puede ser la estrofa, aunque tampoco esto se produce
en todos los poemas, ya que muchos poemas no están formados por
estrofas.
El
poema está formado por cinco cuartetas (estrofa formada por cuatro
versos octosílabos que riman en consonante abab).
Lo
podemos dividir en tres partes. La primera corresponde
a la primera cuarteta en que se describe de forma escueta pero
intensa el ambiente: tarda parda y fría de invierno, monotonía
de lluvia. En este caso resulta interesante destacar la
presencia tanto de la imagen de la tarde como de la lluvia. La
lluvia en la poesía de Machado tiene un valor simbólico muy claro.
Es el agua, símbolo de vida por antonomasia, pero que al tratarse de
lluvia en los cristales adquiere el valor de los recuerdos que
brotan.
La
segunda parte, la más extensa, ocupa las tres cuartetas siguientes.
En ellas el poeta nos describe por un lado algunos detalles de clase
“un cartel que representa”… así como al maestro. En el
caso del maestro, lo hace con adjetivos que resaltan tanto el aspecto
físico como el psicológico. Así cuando describe su timbre de voz
sonoro y hueco nos está trasladando una idea muy clara de ese
viejo maestro, fruto del recuerdo; pero además de esta descripción
física nos añade una descripción que nos evoca la situación en la
que vivían los maestros de la época mal vestido, enjuto
y seco. Por último, en esta segunda parte aparece la narración
de un momento de la clase en la que los niños cantan la lección.
El
poema termina con la repetición de los primeros versos que en este
caso actúan a modo de estribillo para cerrar la estructura del
poema.
Hasta
aquí el análisis de la estructura del poema. Como habéis
comprobado no hemos realizado un esquema numérico ni de llaves. No
es pertinente en el caso de un poema, sino que hemos ido
introduciendo algunas de las ideas que se desarrollan en cada una de
las estrofas. Eso no quiere decir que no hayamos marcado cada una de
las ideas fundamentales de las partes (en el caso del poema tres)
Una
vez analizadas las ideas, pasaremos a la estructura. Para esto
debemos tener en cuenta que en un poema se pueden dar distintas
estructuras. En el caso de la poesía se suele hablar más que de
estructura de ritmo. En general, nos podemos encontrar,
principalmente, dos formas de ordenar la información de un poema, el
ritmo climático y el anticlimático. Cuando hablamos de clímax nos
referimos a un concepto con el que queremos expresar el momento
culminante del poema, aquel en el que el poeta expone lo esencial de
su mensaje. Lo normal es que los poemas presenten un ritmo climática,
ya que todos los elementos se van acumulando hasta conseguir que al
final todo tenga sentido. La estructura del soneto es el ejemplo más
claro. Los dos primeros cuartetos sirven para introducir el tema,
para introducir fragmentos descriptivos o una reflexión general. En
el primer terceto se da un giro y se presenta la idea principal y es
en el último terceto -incluso en el último verso- cuando se
encuentra la idea fundamental del poema. El ritmo anticlimático,
por contra, es aquel en
el que el poema comienza con la exposición de la idea central y,
poco a poco, se van desgranando el resto de las ideas que lo
completan. Además de estas dos estructuras nos podemos encontrar
otras, como las estructuras reiterativas en la que el poeta a base de
paralelismos y repeticiones va desarrollando el tema del poema desde
distintas perspectivas. Otra es el esquema de contraste en el que se
presentan dos realidades opuestas. La estructura ilógica en la que
se presentan una serie de elementos sin orden jerárquico (muy
habitual en los poemas surrealistas de Lorca, por ejemplo) Por
último, es importante recordar la estructura circular en la que el
poema se inicia y se cierra con la misma idea. Esta última
estructura es lo que se denomina ritmo circunflejo.
RESUMEN
El
poeta evoca una tarde cualquiera de su etapa escolar. Describe el
aula y la decoración; así como la figura del maestro, un hombre
anciano, delgado, mal vestido y siempre con su libro. Además,
recuerda el canto con el que los alumnos cantaban la lección.
COMENTARIO
CRÍTICO
El
poema Recuerdo Infantil es un claro ejemplo claro de uno de
los temas desarrollados por Machado a lo largo de su obra. En este
caso, el tema del recuerdo. Este tema se repite no sólo en el libro
Soledades al
que pertenece este poema, sino que aparece en prácticamente toda su
obra. Basta recordar que el mismo Machado definió su poesía como
palabra en el tiempo con lo cual estaba dejando claro la
importancia que para él tiene la palabra como recuerdo, como
instrumento para traer al presente aquellos elementos del pasado que
dejan una huella.
En
este caso, nos evoca una tarde en la escuela. A lo largo del poema
nos expone como de manera indeleble el pasado ha dejado una huella
en el poeta, pero no de un pasado cualquiera. Es un recuerdo cargado
de nostalgia, una mirada hacia atrás al igual que lo hace en otros
poemas de Soledades como es el caso del poema El viajero,
por ejemplo. Se trata, por tanto, de un caso más de esa poesía
introspectiva de Machado que bucea en los recuerdos para encontrar
aquellos momentos que le sirven para construir sus poemas.
Pero
además de este tema, introduce otros temas que forman parte de su
obra y de sus preocupaciones. Así aparece su preocupación por el
problema de España, recogido sintéticamente en la imagen que recrea
el mural de la clase, que no es otro que el enfrentamiento entre las
dos Españas, representado por Caín y Abel, y la
sangre (con esa referencia indirecta, a través del adjetivo carmín,
que recoge el amargo destino de nuestro país marcado por las
continuas guerras. Esta es, como es bien sabido, otro de los ejes
temáticos esenciales de la poesía machadiana, la preocupación por
España,
al igual que ocurre con los demás compañeros de la Generación del
98.
Por
lo que se refiere a la estructura del poema, quisiera destacar, como
la presencia de los cinco versos iniciales y su repetición al final
del poema le dan a éste un ritmo muy particular. Este final, en el
que todo se repite da la sensación de que todo se diluye, de que
siendo importante lo que se ha descrito en la parte central del
poema, lo que realmente le interesa al poeta es destacar el momento
de ese recuerdo, el momento fugaz en el que vienen a la memoria esas
escena de la infancia. Más allá de los detalles, descritos de una
manera escueta, sin demasiados alardes, resalta la idea de la
evocación misma. En este sentido, viene a decirnos que podrían
haber sido otros elementos de aquella escuela, otro momento, porque
lo realmente importante es el momento mismo de la evocación y lo que
esto significa.
En
cuanto a la forma, es decir, al lenguaje
utilizado en el poema, quisiera resaltar que es un lenguaje sencillo,
un léxico común sin demasiados ejemplos de términos cultos. Es, en
definitiva, un léxico que nos trae ese mundo cotidiano para
cualquiera, el mundo de su infancia, de la escuela, del maestro, del
coro, etc... Sí habría que destacar el uso de adjetivos y
sustantivos en las partes descriptivas. En este caso los adjetivos se
agolpan, un rasgo propio del modernismo, para subrayar aquellas
facetas del objeto descrito. Así utiliza la adjetivación doble para
algunos elementos: tarde parda y fría, timbre sonoro y hueco; un
anciano mal vestido y seco. Esta presencia de adjetivos
transmite algo más que una mera evocación, nos transmite una
valoración subjetiva por parte del autor. También es digno de
comentarse el uso del ritmo. En el poema vemos como en algunos
momentos se rompe el ritmo, conseguido con la estructura métrica de
las cuartetas, a base de encabalgamientos que además de romper el
ritmo del poema sirven para resaltar algunos conceptos claves.
Encontramos ejemplos de ello entre los verso tarde parda fría/de
invierno; timbre sonoro y hueco/truena el maestro; Los
colegiales/estudian, etc… La rima consonante, tan del gusto de
los modernistas por su sonoridad, da al poema un claro sentido del
ritmo marcado por la repetición de vocales y consonante. A ello se
une la repetición de los versos iniciales que actúan a modo de
estribillo.
Por
otro lado, en cuanto al uso de imágenes o metáforas aparece la
imagen de la lluvia tras los cristales, con un claro sentido
evocador, la lluvia, símbolo también relacionado con los recuerdos.
Así mismo, la referencia del pasaje de Caín y Abel que ha es la
mejor metáfora para representar la lucha fratricida.
Se
trata de un poema en el que no hay un una abundancia de elementos
retóricos como podría pensarse de un poema de la etapa modernista
de su autor. En ese sentido, Machado, aunque es seguidor de este
movimiento, huye de la exageración y de la acumulación de elementos
retóricos, especialmente fónicos de otros autores modernistas. Para
él el ideal de poesía es el de una poesía serena. Así lo
expresarñía después en su famoso Retrato, poema con el que abre
Campos de Castilla, cuando dice: “desdeño las romanzas
de los tenores huecos” Es, pues, una poesía en la que la
intensidad, la emoción no se alcanza a través de los elementos
retóricos sino a través de la intensidad de los conceptos, de las
ideas que expone, en este caso, a través de la intensidad y de la
sinceridad de los recuerdos que evoca. La poesía de Machado es,
sobre todo, una poesía sincera; quizá alejada de la brillantez de
otros autores, sin muchos artificios, pero cargada de la hondura del
pensamiento del hombre, de la hondura de los temas que han preocupado
y preocupan al ser humano de cualquier momento.
Por
último, me gustaría terminar haciendo referencia a la capacidad que
tiene la literatura para transmitir emociones diversas, según la
experiencia vital del lector. La literatura tiene un rasgo peculiar y
es el de que tiene esa capacidad de transmitir un mensaje de forma
personal. Cada lector, con sus circunstancias, con sus conocimientos,
con su capacidad de emoción, hace una lectura personal de cualquier
obra artística.
En
el caso de este poema de Machado, podemos decir que en él
encontramos ese poder evocador
de la infancia, de la escuela como espacio y tiempo más o menos
lejano pero en el cual se acumulan los recuerdos y los sueños. La
escuela y la infancia van siempre de la mano. Los recuerdos de ambos
momentos no se pueden desligar, no podemos evocar nuestra niñez sin
evocar los pasajes de la escuela, sin dejar de recordar aquellos
amigos, unos perdidos, otros no, de aquel maestro o de aquella
maestra que dejaron una huella en nuestra mente y, muchas veces,
también en nuestros corazones.
La
evocación de la infancia a través de la escuela que nos hace
Antonio Machado en este poema es también la evocación de ese
paraíso perdido. De ese espacio mítico en el que éramos felices,
en el que la inocencia de los pocos años, de la falta de maldad, de
la ausencia del efecto devastador del paso del tiempo hace de la
vida un ejercicio continuo de felicidad. Aunque también hay que
decir que, como en la vida misma, esa felicidad absoluta no existe,
en ese espacio mítico de la infancia también está presente el
dolor, en este caso, representado por la presencia de la muerte, del
enfrentamiento de dos hermanos. No es, por tanto, la felicidad
absoluta, como tampoco lo es para cualquiera que haga ese ejercicio
de recordar y evocar su infancia. Esa mirada hacia atrás la hacemos
con la carga de la experiencia acumulada, con ese bagaje de momentos
buenos y malos que son desplegados en un instante determinado.
Por
tanto, la poesía de Machado, como tantas otras ocasiones, nos puede
servir para ese ejercicio de introspección, ese mirar hacia dentro
de nosotros mismos y buscar aquellas mismas cosas que busca el poeta.
Recuerdo Infantil nos sirve para buscarnos en nuestro pasado,
en nuestros recuerdos, para evocar nuestra infancia, ese corro
infantil, ese maestro o esa maestra que quedaron atrás pero que, de
vez en cuando, vuelven. Una poesía que, en contra de lo que puede
pensarse, no está anclada en el pasado. Es una poesía que en
pequeñas muestras tiene esa capacidad de superar el paso del tiempo
y tener vigencia en todo momento puesto que trata algunas de las
grandes preocupaciones del hombre de cualquier tiempo. En definitiva,
esa capacidad que sólo tiene el arte y la literatura es una
manifestación más para entrar en contacto con esa faceta espiritual
tan olvidada en estos tiempos que vivimos.
Así,
la poesía de Machado sigue ahí, ejerciendo su labor.
Una poesía que es, para muchos lectores, la puerta de entrada a la
afición a la literatura, una puerta que permite adentrarse en otros
autores y en otras obras. Además, el viejo Machado, sigue ejerciendo
esa labor de maestro para otros poetas, que en distintos momentos y
para distintas generaciones, ha sido el ejemplo a seguir. Basta
recordar, por ejemplo, la influencia de su obra en un momento
determinado para algunos autores del 27 o para muchos de los autores
de las generaciones posteriores como pudo ser la de la generación de
los poetas “de la experiencia”. Una poesía que, incluso, ha
superado la lógica forma de transmisión escrita y ha alcanzado una
capacidad de difusión muy importante a través de las versiones que
algunos cantantes han hecho de sus obras con las que algunos de los
poemas de Machado, como de otros autores, se han convertido en la
banda sonora de muchos hombres y mujeres de estas últimas décadas.