miércoles, 29 de octubre de 2014

COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO RESUELTO


COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO

El esquema de un comentario de texto literario es el mismo que el de un texto no literario. Sin embargo, al tratarse de un texto con unas características peculiares, hay que introducir algunas variantes en el mismo.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que a la hora de la lectura del texto es muy importante tener en cuenta el contexto. En este caso, es esencial tener unos conocimientos básicos sobre el autor del texto, el género y las características fundamentales tanto de la obra como del movimiento literario en el que se inscribe el texto. Esta información, lógicamente, nos la proporciona la “teoría” que debemos leer con atención y estudiar los aspectos más relevantes.

Además de esto tenemos que recordar los aspectos básicos del texto literario: su intención y el lenguaje. En este sentido (ver apuntes del Lenguaje Literario) la función poética es aquella función en la que se hace un uso del lenguaje para atraer la atención del lector u oyente a partir de la forma del mensaje más que a partir del contenido. Los textos literario, por tanto, presentan unos rasgos que buscan producir extrañeza en el lector y, por ello,se apartan el uso habitual del lenguaje. Este rasgo esencial del texto literario, no obstante, no puede convertirse – principalmente en el caso de los comentario de textos líricos- en una excusa para convertir nuestro comentario en un exhaustivo análisis estilístico del texto. En todo momento, debemos buscar qué relación se produce entre el uso de un determinado recurso retórico y el contenido global del texto. Así, no es cuestión de buscar todas las figuras retóricas, sino resaltar las que tengan una especial incidencia en el contenido del poema o del fragmento.

RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón”
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

El comentario se organiza a partir de las mismas cuestiones. Por tanto, comenzamos por el análisis del tema del poema. Al igual que hacemos en los textos no literarios, hay que diferenciar el asunto y el tema.

TEMA

El poema Recuerdo Infantil de Antonio Machado perteneciente a su primer libro, Soledades, publicado en 1917, desarrolla el tema del recuerdo, en este caso, el recuerdo de una escena de la infancia, concretamente, una tarde en el colegio. A lo largo del poema, el poeta nos describe el momento, el aula y al maestro.

Así pues, hemos expresado el tema del poema señalando dos aspectos, la intención del autor (en este caso, una descripción con una clara intención evocadora) y los aspectos más importantes del poema.

ESTRUCTURA

A la hora de explicar la estructura de un poema es importante seguir -si es el caso- la distribución de los versos en estrofas. Tenemos que tener en cuenta que en la poesía no existe el párrafo (un error bastante frecuente y que hay que evitar por todos los medios, puesto que denota un claro desconocimiento)Lo que en la prosa es el párrafo, en la poesía lo puede ser la estrofa, aunque tampoco esto se produce en todos los poemas, ya que muchos poemas no están formados por estrofas.


El poema está formado por cinco cuartetas (estrofa formada por cuatro versos octosílabos que riman en consonante abab).

Lo podemos dividir en tres partes. La primera corresponde a la primera cuarteta en que se describe de forma escueta pero intensa el ambiente: tarda parda y fría de invierno, monotonía de lluvia. En este caso resulta interesante destacar la presencia tanto de la imagen de la tarde como de la lluvia. La lluvia en la poesía de Machado tiene un valor simbólico muy claro. Es el agua, símbolo de vida por antonomasia, pero que al tratarse de lluvia en los cristales adquiere el valor de los recuerdos que brotan.



La segunda parte, la más extensa, ocupa las tres cuartetas siguientes. En ellas el poeta nos describe por un lado algunos detalles de clase “un cartel que representa”… así como al maestro. En el caso del maestro, lo hace con adjetivos que resaltan tanto el aspecto físico como el psicológico. Así cuando describe su timbre de voz sonoro y hueco nos está trasladando una idea muy clara de ese viejo maestro, fruto del recuerdo; pero además de esta descripción física nos añade una descripción que nos evoca la situación en la que vivían los maestros de la época mal vestido, enjuto y seco. Por último, en esta segunda parte aparece la narración de un momento de la clase en la que los niños cantan la lección.

El poema termina con la repetición de los primeros versos que en este caso actúan a modo de estribillo para cerrar la estructura del poema.

Hasta aquí el análisis de la estructura del poema. Como habéis comprobado no hemos realizado un esquema numérico ni de llaves. No es pertinente en el caso de un poema, sino que hemos ido introduciendo algunas de las ideas que se desarrollan en cada una de las estrofas. Eso no quiere decir que no hayamos marcado cada una de las ideas fundamentales de las partes (en el caso del poema tres)

Una vez analizadas las ideas, pasaremos a la estructura. Para esto debemos tener en cuenta que en un poema se pueden dar distintas estructuras. En el caso de la poesía se suele hablar más que de estructura de ritmo. En general, nos podemos encontrar, principalmente, dos formas de ordenar la información de un poema, el ritmo climático y el anticlimático. Cuando hablamos de clímax nos referimos a un concepto con el que queremos expresar el momento culminante del poema, aquel en el que el poeta expone lo esencial de su mensaje. Lo normal es que los poemas presenten un ritmo climática, ya que todos los elementos se van acumulando hasta conseguir que al final todo tenga sentido. La estructura del soneto es el ejemplo más claro. Los dos primeros cuartetos sirven para introducir el tema, para introducir fragmentos descriptivos o una reflexión general. En el primer terceto se da un giro y se presenta la idea principal y es en el último terceto -incluso en el último verso- cuando se encuentra la idea fundamental del poema. El ritmo anticlimático, por contra, es aquel en el que el poema comienza con la exposición de la idea central y, poco a poco, se van desgranando el resto de las ideas que lo completan. Además de estas dos estructuras nos podemos encontrar otras, como las estructuras reiterativas en la que el poeta a base de paralelismos y repeticiones va desarrollando el tema del poema desde distintas perspectivas. Otra es el esquema de contraste en el que se presentan dos realidades opuestas. La estructura ilógica en la que se presentan una serie de elementos sin orden jerárquico (muy habitual en los poemas surrealistas de Lorca, por ejemplo) Por último, es importante recordar la estructura circular en la que el poema se inicia y se cierra con la misma idea. Esta última estructura es lo que se denomina ritmo circunflejo.

RESUMEN

El poeta evoca una tarde cualquiera de su etapa escolar. Describe el aula y la decoración; así como la figura del maestro, un hombre anciano, delgado, mal vestido y siempre con su libro. Además, recuerda el canto con el que los alumnos cantaban la lección.



COMENTARIO CRÍTICO

El poema Recuerdo Infantil es un claro ejemplo claro de uno de los temas desarrollados por Machado a lo largo de su obra. En este caso, el tema del recuerdo. Este tema se repite no sólo en el libro Soledades al que pertenece este poema, sino que aparece en prácticamente toda su obra. Basta recordar que el mismo Machado definió su poesía como palabra en el tiempo con lo cual estaba dejando claro la importancia que para él tiene la palabra como recuerdo, como instrumento para traer al presente aquellos elementos del pasado que dejan una huella.

En este caso, nos evoca una tarde en la escuela. A lo largo del poema nos expone como de manera indeleble el pasado ha dejado una huella en el poeta, pero no de un pasado cualquiera. Es un recuerdo cargado de nostalgia, una mirada hacia atrás al igual que lo hace en otros poemas de Soledades como es el caso del poema El viajero, por ejemplo. Se trata, por tanto, de un caso más de esa poesía introspectiva de Machado que bucea en los recuerdos para encontrar aquellos momentos que le sirven para construir sus poemas.

Pero además de este tema, introduce otros temas que forman parte de su obra y de sus preocupaciones. Así aparece su preocupación por el problema de España, recogido sintéticamente en la imagen que recrea el mural de la clase, que no es otro que el enfrentamiento entre las dos Españas, representado por Caín y Abel, y la sangre (con esa referencia indirecta, a través del adjetivo carmín, que recoge el amargo destino de nuestro país marcado por las continuas guerras. Esta es, como es bien sabido, otro de los ejes temáticos esenciales de la poesía machadiana, la preocupación por España, al igual que ocurre con los demás compañeros de la Generación del 98.


Por lo que se refiere a la estructura del poema, quisiera destacar, como la presencia de los cinco versos iniciales y su repetición al final del poema le dan a éste un ritmo muy particular. Este final, en el que todo se repite da la sensación de que todo se diluye, de que siendo importante lo que se ha descrito en la parte central del poema, lo que realmente le interesa al poeta es destacar el momento de ese recuerdo, el momento fugaz en el que vienen a la memoria esas escena de la infancia. Más allá de los detalles, descritos de una manera escueta, sin demasiados alardes, resalta la idea de la evocación misma. En este sentido, viene a decirnos que podrían haber sido otros elementos de aquella escuela, otro momento, porque lo realmente importante es el momento mismo de la evocación y lo que esto significa.

En cuanto a la forma, es decir, al lenguaje utilizado en el poema, quisiera resaltar que es un lenguaje sencillo, un léxico común sin demasiados ejemplos de términos cultos. Es, en definitiva, un léxico que nos trae ese mundo cotidiano para cualquiera, el mundo de su infancia, de la escuela, del maestro, del coro, etc... Sí habría que destacar el uso de adjetivos y sustantivos en las partes descriptivas. En este caso los adjetivos se agolpan, un rasgo propio del modernismo, para subrayar aquellas facetas del objeto descrito. Así utiliza la adjetivación doble para algunos elementos: tarde parda y fría, timbre sonoro y hueco; un anciano mal vestido y seco. Esta presencia de adjetivos transmite algo más que una mera evocación, nos transmite una valoración subjetiva por parte del autor. También es digno de comentarse el uso del ritmo. En el poema vemos como en algunos momentos se rompe el ritmo, conseguido con la estructura métrica de las cuartetas, a base de encabalgamientos que además de romper el ritmo del poema sirven para resaltar algunos conceptos claves. Encontramos ejemplos de ello entre los verso tarde parda fría/de invierno; timbre sonoro y hueco/truena el maestro; Los colegiales/estudian, etc… La rima consonante, tan del gusto de los modernistas por su sonoridad, da al poema un claro sentido del ritmo marcado por la repetición de vocales y consonante. A ello se une la repetición de los versos iniciales que actúan a modo de estribillo.

Por otro lado, en cuanto al uso de imágenes o metáforas aparece la imagen de la lluvia tras los cristales, con un claro sentido evocador, la lluvia, símbolo también relacionado con los recuerdos. Así mismo, la referencia del pasaje de Caín y Abel que ha es la mejor metáfora para representar la lucha fratricida.

Se trata de un poema en el que no hay un una abundancia de elementos retóricos como podría pensarse de un poema de la etapa modernista de su autor. En ese sentido, Machado, aunque es seguidor de este movimiento, huye de la exageración y de la acumulación de elementos retóricos, especialmente fónicos de otros autores modernistas. Para él el ideal de poesía es el de una poesía serena. Así lo expresarñía después en su famoso Retrato, poema con el que abre Campos de Castilla, cuando dice: “desdeño las romanzas de los tenores huecos” Es, pues, una poesía en la que la intensidad, la emoción no se alcanza a través de los elementos retóricos sino a través de la intensidad de los conceptos, de las ideas que expone, en este caso, a través de la intensidad y de la sinceridad de los recuerdos que evoca. La poesía de Machado es, sobre todo, una poesía sincera; quizá alejada de la brillantez de otros autores, sin muchos artificios, pero cargada de la hondura del pensamiento del hombre, de la hondura de los temas que han preocupado y preocupan al ser humano de cualquier momento.

Por último, me gustaría terminar haciendo referencia a la capacidad que tiene la literatura para transmitir emociones diversas, según la experiencia vital del lector. La literatura tiene un rasgo peculiar y es el de que tiene esa capacidad de transmitir un mensaje de forma personal. Cada lector, con sus circunstancias, con sus conocimientos, con su capacidad de emoción, hace una lectura personal de cualquier obra artística.

En el caso de este poema de Machado, podemos decir que en él encontramos ese poder evocador de la infancia, de la escuela como espacio y tiempo más o menos lejano pero en el cual se acumulan los recuerdos y los sueños. La escuela y la infancia van siempre de la mano. Los recuerdos de ambos momentos no se pueden desligar, no podemos evocar nuestra niñez sin evocar los pasajes de la escuela, sin dejar de recordar aquellos amigos, unos perdidos, otros no, de aquel maestro o de aquella maestra que dejaron una huella en nuestra mente y, muchas veces, también en nuestros corazones.

La evocación de la infancia a través de la escuela que nos hace Antonio Machado en este poema es también la evocación de ese paraíso perdido. De ese espacio mítico en el que éramos felices, en el que la inocencia de los pocos años, de la falta de maldad, de la ausencia del efecto devastador del paso del tiempo hace de la vida un ejercicio continuo de felicidad. Aunque también hay que decir que, como en la vida misma, esa felicidad absoluta no existe, en ese espacio mítico de la infancia también está presente el dolor, en este caso, representado por la presencia de la muerte, del enfrentamiento de dos hermanos. No es, por tanto, la felicidad absoluta, como tampoco lo es para cualquiera que haga ese ejercicio de recordar y evocar su infancia. Esa mirada hacia atrás la hacemos con la carga de la experiencia acumulada, con ese bagaje de momentos buenos y malos que son desplegados en un instante determinado.

Por tanto, la poesía de Machado, como tantas otras ocasiones, nos puede servir para ese ejercicio de introspección, ese mirar hacia dentro de nosotros mismos y buscar aquellas mismas cosas que busca el poeta. Recuerdo Infantil nos sirve para buscarnos en nuestro pasado, en nuestros recuerdos, para evocar nuestra infancia, ese corro infantil, ese maestro o esa maestra que quedaron atrás pero que, de vez en cuando, vuelven. Una poesía que, en contra de lo que puede pensarse, no está anclada en el pasado. Es una poesía que en pequeñas muestras tiene esa capacidad de superar el paso del tiempo y tener vigencia en todo momento puesto que trata algunas de las grandes preocupaciones del hombre de cualquier tiempo. En definitiva, esa capacidad que sólo tiene el arte y la literatura es una manifestación más para entrar en contacto con esa faceta espiritual tan olvidada en estos tiempos que vivimos.

Así, la poesía de Machado sigue ahí, ejerciendo su labor. Una poesía que es, para muchos lectores, la puerta de entrada a la afición a la literatura, una puerta que permite adentrarse en otros autores y en otras obras. Además, el viejo Machado, sigue ejerciendo esa labor de maestro para otros poetas, que en distintos momentos y para distintas generaciones, ha sido el ejemplo a seguir. Basta recordar, por ejemplo, la influencia de su obra en un momento determinado para algunos autores del 27 o para muchos de los autores de las generaciones posteriores como pudo ser la de la generación de los poetas “de la experiencia”. Una poesía que, incluso, ha superado la lógica forma de transmisión escrita y ha alcanzado una capacidad de difusión muy importante a través de las versiones que algunos cantantes han hecho de sus obras con las que algunos de los poemas de Machado, como de otros autores, se han convertido en la banda sonora de muchos hombres y mujeres de estas últimas décadas.